JUEVES 20 DE FEBRERO DE 2014
PROGRAMA 13 / CURSO 2013 – 14
JURISDICCIÓN UNIVERSAL
La ética busca valores y principios universales, válidos para
todos los hombres, sean cuales sean las circunstancias, los intereses, el
territorio o las tradiciones que condicionan su aquí y su ahora. No pretende
que sean inmutables ni eternos pero sí que sean fruto de la experiencia, de la
racionalidad y del acuerdo de la inmensa mayoría y un referente para la
conducta de todos los hombres y para las legislaciones de todos los países que
pretendan ser civilizados, democráticos y respetuosos con los derechos y
libertades de sus ciudadanos.
Pero tales principios y valores deben traspasar las fronteras
artificiales que los nacionalismos, las ambiciones y los afanes de todo tipo
han ido construyendo en contra de
aquellos y de aquello que era diferente, extraño, lejano o desconocido,
y que han servido, sobre todo, para separar, para discriminar o para justificar
desmanes y atrocidades de todo tipo en nombre de la identidad nacional o
tribal, o para la defensa de las creencias y de los territorios comunes.
Hemos sacralizado tanto las fronteras, que somos capaces de
observar impunes cómo se ahogan los que vienen buscando una mejora de sus condiciones
de vida, sobre todo si los que vienen son negros, inmigrantes y pobres. Somos
incluso capaces de impedirles que se acerquen a la playa para salvar sus vidas.
Debemos, en nombre de principios éticos de justicia, acotar,
restringir o eliminar, si es posible, el ámbito de acción de la delincuencia,
concretando en leyes y normas tales principios, para que de ese modo no solo
orienten la acción humana, sino que se obligue a su cumplimiento. Tales
principios deben ser producto de la reflexión racional y el consenso.
El convencimiento nacido de la reflexión ética es fundamental para
mejorar la realidad que nos acoge, pero también lo son las concreciones legales
que se deben desprender de ello. Y dado que el mundo en el que vivimos es cada
vez más global, más estrecho y más cercano, las legislaciones deben también
recoger esas características y tener cada vez más un ámbito de acción y de
aplicación universal, para evitar e impedir paraísos en los que se pueda
delinquir con facilidad o que puedan constituir refugios donde la ley no pueda
llegar o no pueda aplicarse.
Genocidios, víctimas de dictaduras, terrorismos de todo tipo,
tradiciones brutales, torturas indiscriminadas o crímenes contra la humanidad,
son delitos que no deben quedar impunes, y los Estados, mediante convenios y
acuerdos, deben garantizar el cumplimiento de las leyes que persigan y condenen
esas conductas brutales e inhumanas.
Hacer dejación de tal imperativo ético es retroceder por las
oscuras cavernas de la inmoralidad, de la impunidad y del cinismo y alejarnos
de los que consideramos que debe ser la evolución civilizada del hombre y la
garantía y la mejora de su porvenir.
Joaquín Paredes Solís
Febrero de 2014.
ISABEL RODRÍGUEZ, RAQUEL RODRÍGUEZ, JOAQUÍN PAREDES, YOSEP PALACIOS y JUAN VERDE
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