NOS QUEDA LA PALABRA 28

JUEVES 12 DE DICIEMBRE DE 2013

PROGRAMA 6 / CURSO 2013 – 14

LEY DE SEGURIDAD CIUDADANA

En tiempos de miedos e incertidumbres es fácil perder el norte y olvidar los principios y los valores que han sido fundamentales para la creación de sociedades libres y abiertas que han permitido y propiciado cotas de progreso, libertades, conocimientos y bienestar hasta ahora desconocidos y que han sido imprescindibles para una convivencia en paz.

Las crisis alientan, sin embargo, los temores, la sumisión y las cobardías y nos llevan a buscar de manera compulsiva la seguridad por encima de cualquier otro fin, lo que implica en muchos casos darle carta blanca a nuestros turbios e inmorales gobernantes y a los monopolios financieros para cambiar leyes y aprovechar la coyuntura en interés propio y privado.

La obsesión por la seguridad por encima de todo implica también un retroceso en libertades y derechos, lo que permite a los legisladores sin horizonte alterar y corromper esos principios y valores que han sido la esencia de nuestro devenir como seres humanos.

¿Para quiénes legislan nuestros legisladores? ¿Tienen en cuenta el bien común y los intereses de la mayoría de los ciudadanos o legislan para una oligarquía poderosa, política y económica, que quiere mantener sus privilegios, que vela únicamente por sus intereses y que se perpetúa en el poder al margen de los vaivenes de las urnas?

Es probable que no todos los políticos sean iguales, pero lo parecen cuando ninguno plantea y defiende iniciativas legislativas que acaben con sus privilegios y con los de aquellas grupos sociales, financieros y de clase que siguen acampados en sus seculares prerrogativas, inmunidades y regalías.

Es posible que nos todos los políticos sean iguales, pero lo parecen cuando respaldan, con sus omisiones o con sus decisiones, normas que no favorecen el interés de la mayoría, el bien común del que hablaba Aristóteles y que era determinante para diferenciar las constituciones buenas de aquellas que no lo eran.

Quizás tengamos que volver a preguntarnos qué tipo de sociedad queremos, qué debemos hacer para que valores como la justicia, la igualdad, la libertad o la solidaridad no sean mero papel mojado y vuelvan a servir de horizonte común para fundar mejores formas de convivencia.

Ahora que corren malos tiempos para la ética y para todo pensamiento que no conlleve aplauso o loa al poder, ahora que la discrepancia, el disenso y la crítica no son vistos con buenos ojos, puede que nos demos cuenta de que tanto aquélla, la ética,  como éste, el pensamiento crítico, constituyen modos de reflexión imprescindibles para recorrer juntos caminos por los que merezca la pena transitar.

Joaquín Paredes Solís

Diciembre de 2013

JUAN VERDE, JOAQUÍN PAREDES, YOSEP PALACIOS y JAVIER ESCUDERO

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